Bumblebee
Abraham Lincoln dijo alguna vez: "La gente que gusta de este tipo de cosas encontrará que éste es el tipo de cosas del que gustan." O algo así. Como sea, éste es el caso. En fin, como todas las reseñas tienen algo de subjetivo, antes de reseñar esta película los pongo al tanto de algunas de mis subjetividades. ¡Caveat!
Para comenzar, no soy necesariamente un "completista". Para mí, la saga de The Matrix comienza y termina en la película original, de 1999. La de Star Wars tiene tres entregas, es decir, Star Wars (1977), The Empire Strikes Back (1980) y Return of the Jedi (1983). Asimismo, Indiana Jones tiene tres películas, y no cuatro, y Terminator sólo dos. De Star Trek sólo me vi completas la de las ballenas (1987) y el reboot de 2009. Etcétera.
Segundo, no soy un fan de Transformers. Nunca me interesaron esos dibujitos, no leí ni leo los cómics ni me hago pis de la emoción cuando anuncian el estreno de una nueva película. Aún no me he sentado a ver la primera (de 2007) y mucho menos las secuelas, que según la crítica especializada son horripilantes. Dicen que la primera zafa, pero aún así… Es que en general, esto de los muñequitos de CGI que se dan de tortas durante 120 minutos no me resulta particularmente atractivo, y Shia LaBeouf me produce urticaria.
Pero bueno, viendo cómo venía planteada esta nueva película/precuela/reboot y siendo que en su momento me gustó Herbie Fully Loaded (2005), decidí darle una oportunidad a Bumblebee (2018).
Para ser justos, no es una reversión de Herbie Fully Loaded sino una cruza de esa película con E.T. (1982). En Herbie Fully Loaded, una chica se encuentra un cacharro en un lote de desguace, descubre que el auto tiene vida propia y se hacen amigos. En E.T., un chico se hace amigo de un extraterrestre que huye de las autoridades y lo ayuda. Bumblebee nos cuenta la originalísima historia de una chica que se encuentra un cacharro en un lote de desguace, descubre que el auto tiene vida propia –es un extraterrestre que huye de las autoridades–, se hacen amigos y decide ayudarlo. Así que ya ven.
¿Me gustó, no me gustó? Sí, sí, me gustó. Como hemos visto, Bumblebee no inventa la rueda ni mucho menos pero está bien y me gustó. La película le dedica muuuucho tiempo a los personajes y a las relaciones interpersonales, y poquitísimo tiempo a los Autobots y Decepticons dándose garrotazos. Por eso mismo, se sostiene si te cae bien la protagonista (Hailee Steinfeld) –que afortunadamente prestó atención durante las clases de actuación–, de lo contrario serán 114 minutos de una pesadilla sin fin. Hay otros actores, claro, pero por lo general sus escenas suelen ser del tipo "la cena está servida" o algo igualmente breve. Ojo, si no te gustaron las dos películas que mencioné en el párrafo anterior y sólo te interesan las películas con muñequitos en CGI amasijándose de principio a fin, volvé a mirar alguna de las otras y todo bien. Tampoco es una de Meryl Streep; más bien es una de esas películas en las que uno deja el cerebro en el guardarropas antes de la proyección. Si sos de esos que intentan seguir la lógica y te preguntás, por ejemplo, dónde fue a parar la motito o de dónde salió la camisa de repuesto, no lo hagas y evitate una migraña.
Así que, bueno, si quieren véanla y si no, no. A otra cosa. Hay una escena con John Cena en la que el tipo, que interpreta a un adoquín con el coeficiente intelectual de una ameba, le dice a su superior algo así como: "¿En serio estamos colaborando con estos Engañosientos? ¡Se llaman Engañosientos!" (Traducción aproximada de "Decepticons" para quienes no hayan hecho el Victor English Method) ¡Hasta el adoquín se da cuenta de que los villanos son los villanos! Nunca pude entender esa horrible costumbre de los guionistas de cómics, cartoons y películas en general de ponerles esos nombres a los villanos. Siempre hay un muñeco que se llama Atrócitus, o Doctor Condenación, qué sé yo, y los héroes no se dan cuenta hasta que ya es tarde. En el mundo real los monstruos se llaman Adolf, Osama o Yiya, nunca "Asesineitor", "Tiranus" o "Psicópatez". Qué fácil sería la vida entonces.
-Buenos días niñita, soy el doctor Pedófilus Torturadorius y estoy repartiendo cupones gratis para una visita guiada por mi laboratorio… Caramelitos gratis.
-Esteeeee… No, gracias.
Si yo fuera el asesor de imagen de los Decepticons les sugeriría un cambio de nombre, por ejemplo: los Robertos. Así, si los tipos vienen y dicen: "Hola, somos los Robertos y buscamos a uno que se nos escapó", nadie sospecharía de ellos. Los Robertos suelen ser relativamente inofensivos. Sandro, sin ir mas lejos, era un Roberto y nunca quiso destruir el mundo ni usar un rayo para convertir a alguien en 10 litros de moco, como hacen ellos acá.
Asimismo les diría que en vez de muscle cars se hicieran pasar por cosas más tranquilizadoras, por ejemplo, una citroneta, un autobús escolar o un camioncito de helados.
Esta reseña ha sido previamente publicada. Puede reproducirse citando la fuente. © 2020 Hugo C.
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