Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings
¿No hubiera tenido que llamarse "La leyenda de las diez pulseras"? Lo que acabo de decir no es un spoiler: miren el afiche, gente. Volviendo al tema, en serio, en mi pueblo, si te los ponés en el brazo, no son anillos. Es más, en el cómic el tipo tiene anillos, no pulseras. Pero bueno, qué se le va a hacer. Y de todos modos, no es ese tipo. Epa, ahí sí se me piantó un spoiler.
Shang Chi es una película singular. Tiene sus defectos pero no es ni por lejos tan mala como algunos temíamos, ni está recargada de magufadas, lo que la pone un peldaño o dos por encima de las entregas más recientes. Sin embargo, es un híbrido que puede confundir (o peor aún, aburrir) a quien esté buscando la típica cinta de artes marciales o la habitual película del MCU. No es ni una cosa ni la otra y por eso mismo me temo que no va a contentar al fan de una u otra clase de películas, pero sí, posiblemente, al espectador casual. Es muy posible que no a todos los que gustan del género superheroico les interesen algunas secciones que parecen calcadas de la película del tigre y el dragón, ni que a todos los fans del cine oriental los emocionen los mil y un detalles con los que se intenta injertar a esta película en la continuidad del MCU.
Por otro lado, siempre va a haber alguien que se indigne por las diferencias de la película con el cómic, pero no hay que olvidar que el MCU no es el mismo universo de los cómics. Es por eso que, por ejemplo, la tía May de los cómics clásicos de Spider-Man es una vieja decrépita y la del MCU es Marisa Tomei. Por eso mismo, enojarse porque los anillos no sean anillos, o porque Fin Fang Foom (o como lo llamen acá) no use pantaloncitos, es como hacerse mala sangre por las diferencias entre los cómics del universo 616 y los del universo ultimate. En todo caso, si uno es de ese tipo de fans, debiera considerar esperar hasta el estreno por streaming en octubre y ahorrarse la visita al cine. Así al menos no podrá decir que tiró el dinero de las entradas.
Dicho de otro modo, no me parece que Shang-Chi dé para ir a verla al cine, pero sí para hacerlo en casa, con unas cuantas pizzas y unas cervezas, en compañía de amigos y/o familiares que no tengan demasiadas expectativas y que puedan calmarnos o sujetarnos de ser necesario. Dos puntos a favor de la película: a) es accesible para quien no haya visto la veintena de pelis que la preceden, y b) no se dedica sistemáticamente a mostrar a los hombres como idiotas incompetentes.
Ahora sí, en los párrafos siguientes puede haber algún que otro spoiler. Sigan leyendo a su cuenta y riesgo. Algunas cosas a tener en cuenta:
1. Son todos chinos. Acá no es como en las películas de Jackie Chan en las que el villano solía ser caucásico o incluso latino. Está muy bien, ya que con tantos chinos en el mundo no es muy creíble que todos, pero todos todos fueran buenitos. Seguramente en China también hay narcotraficantes, carteristas, o incluso tradumaquetadores, así que el que haya al menos un villano chino es creíble. Así que en esta película son todos chinos –menos Mark Ruffalo y Brie Larson, que aparecen unos segundos al final, y algún otro por ahí–, pero aún para aquel que diga que son todos iguales, salta a la vista que el de las pulseras es el malo.
2. Esta película ya la hemos visto antes, muchas veces, pero con una trama más sencilla. Los buenos quieren un objeto equis y los malos también lo quieren, así que se dan unas buenas tortas; luego, los malos quieren hacer una cosa, y los buenos deben impedirla, así que vuelta la burra al trigo, con más tortas, y al final el bien triunfa, y viva, bravo y hurra. Esto es el MCU, así que las cosas son un poco más complicadas, pero lo que tiene que quedar bien claro es que Marvel/Disney no acaba de inventar las películas de artes marciales.
Segmento nostálgico de la reseña: ahora que Jackie Chan está viejito, se lo extraña un poco. ¿Sabían que el tipo hacía lo que hacía sin alambres ni retoques digitales? En fin.
3. Esta película está ambientada en el Miquimaus Cinematografiquing Universe, un universo en el que a nadie se le mueve un pelo con una invasión extraterrestre o un ejército de robots asesinos, así que condimenta las tradicionales escenas de lucha con algunos efectos especiales y circunstancias más bien propias de un videojuego. En una escena un tipo pelea con una tipa en el bosque, como en la película del tigre y el dragón, pero con anillitos de poder sobreimpresos, y en otra el protagonista pelea con una patotita en un autobús, como Bob Odenkirk en Nobody (2021), pero el último de los patoteros es un manco grandote que en vez de mano tiene un cuchillo retráctil. Sólo falta el tipo de cuatro brazos y cartón lleno. ¡Finish him!
4. Shang-Chi dura 132 minutos, lo que está dentro de los límites para una cinta del MCU pero es demasiado para una peli de artes marciales, aun cuando le hayan metido los efectos y elementos propios de las películas de superhéroes para que no todo sean chinos atados con alambres dándose de patadas. No recomiendo verla si uno ha cenado opíparamente, ya que entre la modorra posprandial y lo plomífero de algunas secciones de la película, resultará una proeza sobrehumana pasar del minuto 30 sin entregarte a los brazos de Morfeo.
5. Esta película sirve (?) para reparar una de las tonteras más grandes del MCU, que fue poner a Ben Kingsley como el Mandarín en Iron Man 3 (2013). Por si alguien no lo sabe o se olvidó, en aquella ocasión no se trataba del verdadero Mandarín, sino de Trevor Slattery, un actor contratado por el verdadero villano de la película. Slattery era un cretino, pero al menos usaba anillos y no pulseritas.
6. Se entiende que los cráneos de Marvel hayan buscado darle un poco de variedad al menú para que no todo sean superhéroes, más aún ahora que unos cuantos de la "vieja guardia" han colgado la capa, pero… qué sé yo, era obvio que luego de las películas de los Vengadores que rebosaban de superhéroes y amenazas cósmicas, y especialmente de Endgame, una película protagonizada por un chino que tira patadas a otro significaría bajar varios cambios. Sí, ya sé que al final hay dragones y más dragones, pero a esa altura ya poco importa. Too little, too late. Si pensaban que Ant Man (2015) era una película "menor"… Jeje. Al menos no han hecho una remake de la del Pato Howard. [Aún.]
7. Shang-Chi es una película que requiere un poco de paciencia y buena voluntad de parte del espectador. En mi caso, he tenido que verla de a trozos de 30 minutos ya que de otro modo se me hacía insoportablemente larga. Es como si hubiesen tomado una de esas miniseries de Netflix, digamos WandaVision o similar, y hubieran pegado cinco episodios uno tras otro. Quién sabe, tal vez hubiese resultado una bonita miniserie de seis episodios, en vez de una película demasiado larga a sus 132 minutos. Porque por supuesto, tenía que estar integrada al resto del MCU, así que te lo ponen a Benedict Wong repartiendo tortas, y a la Abominación, y te meten a Hulk y Cap'n Marvel en los intercréditos, y al Mandarín trucho de Iron Man 3, y seguramente de haber estado vivo aún, también te lo metían a Stan Lee de turista en Macao. Todo esto estira considerablemente el metraje.
8. Otro de los problemas de esta película es el abuso de los efectos especiales en las escenas de combate, lo que tal vez resulte necesario para integrarla en el molde de galletas del MCU, pero que atenta contra su credibilidad y hace que cueste tomarse en serio lo que sucede en la pantalla. Es cierto, en la películas chinas de artes marciales los guerreros vuelan de un árbol a otro con alambres, pero el resto es más o menos creíble. En Shang-Chi te atiborran con efectos y lucecitas y es todo tan coreografiado que uno no ve los alambres pero los intuye. [Recomiendo un viejo documental de Jackie Chan llamado My Stunts (1999), en el que se explican algunos trucos y coreografías de los que se usaban para conseguir resultados mucho mejores.]
Listo, a otra cosa. Hay excelentes películas de artes marciales que le pasan el trapo a ésta y seguramente alguien va a mencionar alguna en los comentarios. Como en todos los géneros, hay mucha basura, pero también hay muchas gemas olvidadas. No sé qué tan vigentes se han mantenido las de Bruce Lee –a quien de todos modos hay que reconocer como uno de las máximas estrellas del género–, pero las de Jackie Chan siguen siendo muy disfrutables. Y hay unas cuantas con protagonistas orientales –no me pidan que recuerde los nombres, ya que ni me acuerdo del nombre del protagonista de esta película, pero, por ejemplo, recomiendo The Man from Nowhere (2010) y Oldboy (2003)–y las archiconocidas de Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme, Steven Seagal, Sho Kosugi o Michael Dudikoff, que no son chinos pero seguramente harán brotar una lágrima de los más nostálgicos.
FICHA TÉCNICA
Título original: Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings
Año: 2021
Director: Destin Daniel Cretton
Con: Simu Liu, Awkwafina, Tony Leong, Michelle Yeoh, Ben Kingsley, Benedict Wong
Distribuidor: Disney
País de origen: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Clasificación: PG-13
Duración: 132 min.
Ésta es una reseña original para el blog de Betina. Se autoriza su reproducción total o parcial en tanto se mencione a su autor. © 2021 Hugo C.
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