A Time to Kill

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Antes de comenzar, un par de confesiones: me gustan los dramas de tribunal, tanto es así que me he visto las primeras 20 temporadas de Law & Order y las he disfrutado, y entre mis películas favoritas se cuentan, por ejemplo, My Cousin Vinny (1992), 12 Angry Men (1957), The Rainmaker (1997), Philadelphia (1993) y la que hoy nos ocupa. Así es, amigos, no todo en la vida son zombis y superhéroes.
Y si a uno le gustan las películas tribunalicias, es imposible no haber visto al menos una que esté basada en una novela de John Grisham.
Una cosa que me fascina de las novelas de John Grisham es el hecho de que el autor haya conseguido sacarle el jugo durante décadas a un tema potencialmente tan insulso como la abogacía. El tipo es el Stephen King de los tribunales: cada seis meses te escribe una novela sobre un fiscal al que le pasa esto, un defensor público al que le pasa aquello o un miembro del jurado que hace esto otro. Ya lleva publicadas 42 novelas y sí, tal como uno sospecha, es abogado.
A Time to Kill (1996) es la cuarta película que se ha basado en una novela de Grisham. Sus predecesoras fueron The Firm (1993), The Pelican Brief (1993) y The Client (1994). Como éstas, A Time to Kill cuenta con un elenco de primeras figuras: Matthew McConaughey como el abogado protagonista, Kevin Spacey como su eventual adversario y Samuel L. Jackson como el hombre cuya vida está en juego según lo que decida el jurado.
Se trata de una película más polémica de lo habitual, ya que mezcla el tema racial con el de la justicia por mano propia. Buf, complicado. Nótese que esta reseña no tiene el tono habitual, o al menos no el mismo que uno le aplicaría a una película como Legally Blonde (1996) o una serie de TV como Boston Legal. Verán por qué en cuanto les cuente de qué se trata.
Eso sí, permítanme antes de comenzar que corrija un error que es frecuente en algunas traducciones. La palabra en español para sheriff no es "alguacil", sino "comisario". "Alguacil" es la traducción que corresponde a deputy, es decir, la persona que está bajo las órdenes del sheriff. Un comisario puede tener varios alguaciles. La palabra deputy, además, se puede anteponer a ciertos cargos, para significar "sub-" o "vice-", como, por ejemplo, en deputy chief, o deputy mayor. Pero bueno, lo que hoy importa es que recordemos que sheriff es comisario, deputy es alguacil. Prosigamos.
Estamos en Clanton, un pueblito sureño en el estado de Mississippi. Un par de rednecks sin nada mejor que hacer circula con su camioneta y en eso ven a una chiquilla negra de unos 10 años que regresa a su casa trayendo las provisiones que acaba de comprar. No tienen mejor idea que abducir a la niña, violarla, apalearla y colgarla de un árbol. No da para hacer muchas bromas, ¿verdad? Afortunadamente, la víctima sobrevive y puede identificar la camioneta de sus victimarios. La policía encuentra la camioneta y arresta a los depravados.
El padre de la niña va a ver a un abogado que anteriormente ha defendido a su hermano por un crimen menor, y le pregunta cuáles son las probabilidades de que los rednecks que atacaron a su hija salgan en libertad. Tras escuchar la respuesta, se hace de un rifle de asalto, va al tribunal y se oculta en el armario de las escobas hasta la hora en la que trasladan a los violadores para su audiencia.
Una vez que tiene a los criminales a tiro, los acribilla y mueren instantáneamente, pero además hiere accidentalmente a uno de los alguaciles, causándole lesiones graves en una rodilla, que eventualmente llevarán a la amputación de la pierna…
Con esto queda establecida la película, que se ocupa del juicio del hombre que mató a los que violaron a su hijita y dejó lisiado a un alguacil. No sólo está el tema de la justicia por mano propia, que en papel parece sencillo pero si uno se pone en el lugar de esta persona y piensa en cómo reaccionaría si alguien tocara a su propia hija, o a su esposa, o a su madre, tal vez no sea tan blanco y negro, o en todo caso no se debe tomar a la ligera, sino el componente racial, las presiones de uno y otro lado para obtener un veredicto, la intervención de la NAACP y el KKK, cada uno llevando agua para su molino. Por otro lado, hay un hombre que sin comerla ni beberla perdió una pierna.
Dirige Joel Schumacher, el mismo director que casi destruyó la franquicia cinematográfica de Batman pero que aquí hace un buen trabajo, menos mal. En cuanto a las actuaciones, son uniformemente buenas. Mi única queja, tal vez, es que se lo usa poco a Oliver Platt, pero bueno, la película es larga y no la iban a estirar más sólo para darme el gusto. Hay secundarios sólidos, como Chris Cooper, que interpreta al alguacil lisiado, o Kiefer Sutherland, que hace del hermano de uno de los rednecks. También aparece Donald Sutherland, en un personaje que no guarda relación alguna con el de su hijo en la vida real. Vamos, que no hacen aquí de padre e hijo.
Además del drama principal, la película muestra en detalle cómo es la vida de un abogado que tiene que hacer malabarismos para pagar sus facturas y qué sucede cuando no sólo su vida sino la de su familia se ve amenazada. Más allá de su habilidad en el estrado, Jake Brigance (Matthew McConaughey) es un hombre común, lo mismo que Carl Lee Hailey (Samuel L. Jackson) es un hombre sencillo y trabajador. Es importante notar que las interpretaciones de McConaughey y Jackson en esta película son bastante distintas de las que les solemos ver hoy en día, que suelen ser caricaturas de ellos mismos. En cuanto a Ellen Roark, la estudiante de abogacía que se une al equipo de Brigance y le saca las papas del fuego en más de una ocasión, es interpretada por Sandra Bullock en un registro sin estridencias innecesarias, como si se quisiera confundir con el papel tapiz. Más que nunca, en esta película Bullock encarna a la "vecina de al lado", bonita pero accesible.
En general los personajes son creíbles. En cuanto a las situaciones por las que éstos transitan, se evitan algunos lugares comunes y se cae en otros. Además, hay algunas situaciones que posiblemente no tendrían lugar en un juicio real ya que o bien hubiessen sido objetadas por uno u otro bando o el juez no las hubiera permitido.
La confrontación se plantea aquí no en términos de legalidad o ilegalidad, sino en terminos de humanidad o inhumanidad. Carl Lee es humano, los violadores de su hijita son inhumanos. (Y además, por supuesto, se trata de violadores y asesinos. Sí, asesinos, ya que intentaron matar a la niña luego de violarla.) Nótese que no se trata de un crimen menor o que mueva a compasión –como, por ejemplo, el de quien roba un pedazo de pan por hambre–, ni se trata de un par de inocentes encarcelados por error, como en My Cousin Vinny (1995). A Time to Kill pone el protagonismo en el padre y su abogado. Los antagonistas son los otros. El espectador debe decidir si está del lado del padre o del de los violadores y la película le hace fácil la decisión: la vileza del crimen, la bajeza y falta de arrepentimiento de los violadores y la certidumbre de que son ellos, y no otros, los que violaron y trataron de matar a la niña. La madre de uno de los violadores apenas aparece en un par de escenas –en una McConaughey le pregunta a quemarropa cuántas otras niñas ha violado su hijo–, el fiscal es un inescrupuloso Kevin Spacey.
(Aclaración: "inescrupuloso" hasta ahí nomás, ya que ni está en connivencia con los del KKK ni tiene sicarios a los que ordena matar a McConaughey.) Cuando uno de los "villanos" muere en medio de las llamas, a nadie se le cae una lágrima. Y está el ángulo del choque de las razas: un hombre negro juzgado por un juez y un jurado blancos. Uno tiende a ponerse del lado de quien está en desventaja. Eso sí, hay que reconocer que hacer una película que mostrara todo esto del lado de la familia de los violadores asesinados (y del KKK) hubiera sido bastante más complicado.
Así que, visto y considerando lo anterior, es posible que para algunos resulte un poco panfletaria y/o manipuladora, que lo es hasta cierto punto, pero a mí me pareció, por sobre todas las cosas, disfrutable. No es una película perfecta, pero entretiene y hace pensar. Tal vez no sea para cualquier paladar, pero el balance final es positivo y no decepcionará a quien le eche una mirada.

FICHA TÉCNICA

Título original: A Time to Kill
Año: 1996
Duración: 149 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Joel Schumacher
Con: Matthew McConaughey, Sandra Bullock, Samuel L. Jackson, Kevin Spacey, Oliver Platt

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